La actual gestión del Ministerio de Defensa Nacional cierra su última rendición de cuentas con un cúmulo de promesas incumplidas.
Lejos quedan esos primeros meses de gestión del actual gobierno, donde el Ministro de Defensa Nacional Javier García prometía un plan de acción que pondría el foco en la mejora de los recursos del Estado enfocados a la defensa de la soberanía nacional. Este plan de acción contaba con numerosas medidas, las cuales se podrían encuadrar en tres grandes ejes: la mejora salarial para el personal militar, una mejora edilicia y un re equipamiento de las Fuerzas Armadas, haciendo énfasis en el control del espacio aéreo y aguas territoriales.
A lo largo de esta gestión de gobierno no se ha materializado ningún aumento salarial de un monto suficiente que permita subsanar la problemática social y económica del personal militar. Incluso se puede hablar de un recorte en materia salarial y de beneficios sociales para el personal subalterno durante los primeros años de la gestión. Los recursos económicos dirigidos al salario militar en la recientemente presentada rendición de cuentas, mantendrán los problemas de los soldados y sus familias.
Propuestas como la de mudar el Comando de la Fuerza Aérea al edificio de la vieja terminal del Aeropuerto de Carrasco o la creación de un polo educativo en la ciudad de Pando a través de un fideicomiso quedarán sin concretarse, ya que en la presente rendición de cuantas no hay indicios de lo contrario.
La realidad actual encuentra a una Fuerza Aérea incapaz de ejercer soberanía en el espacio aéreo, al no contar con aeronaves operativas para hacerlo y una Armada Nacional con un único buque capaz de navegar en aguas oceánicas. Pendiente queda la compra de aeronaves interceptoras o patrulleros oceánicos, cuya licitación ha tenido numerosas idas y vueltas. Dentro de este ámbito se anuncia la instalación de un radar secundario en el Aeropuerto Santa Bernardina, el cual, por sus características y función para la cual fue diseñado poco podrá hacer frente a los vuelos clandestinos llevados a cabo por organizaciones criminales.
El panorama descrito en relación a la gestión del gobierno en materia de defensa nacional es desalentador. A pesar de las promesas iniciales de mejora en los recursos del Estado destinados a la defensa de la soberanía, no se han materializado avances significativos en ninguna de las áreas clave mencionadas. Solo a través de un compromiso real y acciones concretas se podrán superar los desafíos actuales y garantizar la seguridad y soberanía del país.