Nacido el 23 de mayo de 1940, Danilo Astori fue mucho más que un político destacado; fue un líder apasionado y dedicado a la construcción de un Uruguay más justo y próspero. Su vida política comenzó temprano, pero su mayor impacto se hizo evidente cuando asumió el liderazgo del Ministerio de Economía y Finanzas y la Vice Presidencia de la República durante las administraciones del Frente Amplio, guiando al país a través de tiempos desafiantes con una sabiduría y determinación incomparables.
Un universitario ejemplar.
En 1972, a los 32 años, ya era Profesor Grado 5 y fue elegido decano de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, convirtiéndose en el decano más joven en la historia. Cuando la dictadura civil militar intervino la universidad, se le abrió un sumario que resultó en su destitución. En el expediente que documenta las acciones tomadas, se detalla un extenso interrogatorio llevado a cabo por la intervención en septiembre de 1974, en el cual se abordaron temas como las actividades del centro de estudiantes, la colocación de carteles en la facultad, la existencia de grafitis en las paredes y el uso del mimeógrafo. Al finalizar, se le preguntó si ratificaba sus declaraciones anteriores, y Astori aprovechó para agregar que era «un ferviente partidario del diálogo y la convivencia democrática, así como un enemigo de toda forma de violencia, sin importar su origen». Con la vuelta a la democracia en 1985, fue reinstaurado como decano, cargo que ocupó hasta 1989. En 2016, fue reconocido como Profesor Emérito de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Udelar.
Nos cambió la vida.
Bajo su gestión, Uruguay experimentó un crecimiento económico notable y mejoró considerablemente la vida de las trabajadoras y los trabajadores. Astori jugó un papel destacado en el aumento del 60% del salario real y 70% de las pasividades, también en la implementación de medidas que fortalecieron las finanzas públicas, controlaron la inflación y fomentaron la inversión extranjera. Su enfoque en políticas sociales también contribuyó a reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de muchos uruguayos. Durante los años más desafiantes, demostró su capacidad para tomar decisiones difíciles pero necesarias. Su gestión responsable de las finanzas públicas permitió a Uruguay resistir la crisis financiera internacional del 2008, manteniendo un curso de crecimiento estable incluso en tiempos de incertidumbre global.
Además de sus logros económicos, fue un defensor incansable de la democracia y los derechos humanos. Su compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas sentó las bases para un gobierno sólido y responsable. Recordaremos a Danilo no solo por sus logros políticos, sino por su humanidad, su empatía y su pasión por construir un país inclusivo. Su contribución a la estabilidad económica y al desarrollo social ha dejado una huella imborrable en la historia de Uruguay.
No solo fue un líder político, sino un arquitecto del Uruguay moderno. Que su ejemplo inspire a las generaciones futuras a abrazar la responsabilidad, la justicia y el bienestar colectivo.
Que descanses en paz, Danilo. Tu visión y tus acciones dejaron una huella imborrable en la historia de Uruguay.